Cuando pienso en mi experiencia con la periodoncia, no solo recuerdo el alivio físico que trajo consigo, sino también la transformación completa que experimenté en mi bienestar general. Durante mucho tiempo, había vivido con problemas de salud bucal que, aunque ignorados en su mayoría, comenzaron a afectar mi calidad de vida de manera significativa. Fue solo cuando finalmente decidí abordar estos problemas que me di cuenta del profundo impacto que la salud periodontal tiene en el cuerpo y en la mente.
Mi viaje hacia la periodoncia comenzó con una visita de rutina al dentista, una experiencia que muchos de nosotros tendemos a posponer hasta que aparecen problemas evidentes. En mi caso, había notado sangrado ocasional de las encías al cepillarme los dientes, así como una sensación persistente de mal aliento que ningún enjuague bucal o chicle parecía eliminar por completo. Sin embargo, no le di mucha importancia hasta que mi dentista mencionó la posibilidad de que tuviera enfermedad periodontal.
La noticia me tomó por sorpresa y, al principio, sentí una mezcla de preocupación y negación. ¿Cómo podría ser que algo tan aparentemente trivial como el sangrado de las encías pudiera ser indicativo de una enfermedad grave? Sin embargo, al investigar más a fondo, descubrí que la enfermedad periodontal, también conocida como enfermedad de las encías, es una afección común, pero seria, que puede tener consecuencias graves si no se trata adecuadamente.
Después de recibir un diagnóstico confirmatorio, decidí tomar cartas en el asunto y seguir adelante con el tratamiento periodontal recomendado por mi dentista de confianza, la doctora Nuria Martín de CIO Arturo Soria. Este proceso, según me explicó el profesional que me atendió, implicó una combinación de limpiezas profundas, raspado y alisado radicular, y en algunos casos, cirugía periodontal para abordar el daño más severo. Aunque inicialmente me preocupaba el dolor y la incomodidad asociados con estos procedimientos, pronto descubrí que el alivio que proporcionaban superaba con creces cualquier molestia temporal.
A medida que avanzaba el tratamiento, comencé a notar cambios significativos en mi salud bucal y en mi bienestar general. El sangrado de las encías disminuyó gradualmente, y la sensación de frescura y limpieza que había estado ausente durante tanto tiempo regresó. Ya no tenía que preocuparme por el mal aliento persistente que me había afectado emocional y socialmente durante años. En su lugar, me sentía renovado y revitalizado, listo para enfrentar el mundo con una sonrisa radiante y confiada.
Pero el impacto de la periodoncia no se limitó a la mejora de mi salud bucal; también tuvo efectos positivos en mi salud en general. Descubrí que la enfermedad periodontal está estrechamente relacionada con una serie de condiciones médicas, incluyendo enfermedades cardíacas, diabetes y problemas respiratorios. Al abordar y tratar la enfermedad periodontal, también estaba protegiendo mi salud en otros aspectos y reduciendo el riesgo de complicaciones graves a largo plazo.
Además, la periodoncia me enseñó la importancia de la prevención y el cuidado continuo de la salud bucal. A través de hábitos diarios como el cepillado y el uso del hilo dental, así como visitas regulares al dentista, aprendí a mantener mi salud periodontal y a prevenir la recurrencia de la enfermedad. Estos hábitos simples pero fundamentales se convirtieron en parte de mi rutina diaria, asegurando que mi sonrisa y mi bienestar se mantuvieran en óptimas condiciones a largo plazo.
¿Qué otros tratamientos dentales mejoran la salud?
Además de la periodoncia de la que os he hablado, mi dentista me dijo que existen varios tratamientos dentales que pueden mejorar la salud bucal y contribuir al bienestar general de una persona. En este sentido, de entre todos ellos, me habló especialmente de:
- Profilaxis dental regular: también conocida como limpieza dental profesional, es un tratamiento preventivo fundamental para mantener la salud bucal. Durante una limpieza dental, el dentista o higienista elimina la placa y el sarro acumulados en los dientes y las encías, lo que ayuda a prevenir la enfermedad de las encías, la caries y otros problemas dentales. Además, la profilaxis dental proporciona la oportunidad de identificar y tratar problemas en etapas tempranas, antes de que se conviertan en condiciones más graves.
- Tratamientos de endodoncia: la endodoncia, comúnmente conocida como tratamiento de conducto, se realiza para tratar infecciones o daños en el tejido interno del diente, conocido como pulpa. Durante este procedimiento, el dentista elimina el tejido infectado, limpia el conducto radicular y sella el diente para prevenir futuras infecciones. La endodoncia no solo alivia el dolor y la incomodidad asociados con las infecciones dentales, sino que también ayuda a preservar el diente natural, evitando la necesidad de extracción.
- Selladores dentales: son recubrimientos protectores aplicados en las superficies de masticación de los dientes posteriores, especialmente en las muelas. Estos selladores ayudan a prevenir la acumulación de placa y la formación de caries al sellar las fisuras y grietas donde las bacterias y los residuos de alimentos tienden a acumularse. Son especialmente beneficiosos para los niños y adolescentes, pero también pueden ser útiles para adultos con mayor riesgo de caries.