¿Qué es el dolor articular temporomandibular y cómo curarlo?

Existen dolores recurrentes de cabeza, en el oído y en el cuello que tienen su origen en un desajuste de la mandíbula. Es el dolor articular temporomandibular. Te explicamos qué es y cómo se trata.

La doctora Bárbara Markiewicz del Centro de Odontología Avanzada, una clínica especializada, ubicada en Toledo y Argués, dirigida por profesionales sanitarios con más de 25 años de experiencia, comenta que en una boca sana, la mandíbula debe encajar de forma natural sin tener que hacer posturas acomodadas para que coincidan los dientes. Cuando esto no es así, es normal que se experimente un dolor, más o menos continuado, en todo el área craneal y facial que conecta con la mandíbula.

La mandíbula está formada por dos huesos interconectados entre sí y con el cráneo. Entre medias existe un menisco, una especie de almohadilla, que articula los huesos. Cuando este menisco se desplaza comienza a ejercer una presión que comprime los músculos, huesos y terminaciones nerviosas de la cabeza. Lo cual origina un intenso y persistente dolor.

La manera de solucionarlo es volver ajustar la mandíbula, resituando el menisco en su sitio. Algo que se realiza mediante el empleo de apósitos y correctores externos.

Los trastornos temporomandibulares.

El Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial, de Estados Unidos, subraya que estos problemas son más habituales de lo que pensamos. Un reciente estudio indica que casi 12 millones de adultos que viven en U.S.A. experimentan dolor en la zona de la articulación de la mandíbula. Los casos son casi el doble en mujeres que en hombres y se concentran especialmente en la franja de edad que va de los 35 a los 45 años.

Algunos dolores originados en la mandíbula son temporales y tienden a desaparecer por sí solos. Otros, en cambio, pueden volverse crónicos. Lo cual resulta un obstáculo que dificulta la realización de una vida normal.

No existe una causa clara respecto al origen de estos trastornos. Algunas investigaciones recientes señalan que se debe a una combinación de factores, entre los que se encuentran la predisposición genética, el estrés psicológico y la reacción física subconsciente al dolor. Por ejemplo, cuando retorcemos parte de nuestro cuerpo al sufrir un dolor agudo, esta es una respuesta involuntaria del cuerpo para procurar reducir el padecimiento. En estos movimientos bruscos, podemos llegar a estirar en exceso músculos o desencajar articulaciones.

Debido a la mayor presencia de casos en mujeres que en hombres, los investigadores están estudiando las diferencias de mecanismo y composición de la articulación temporomandibular, así como posibles influencias sobre estos trastornos, de los cambios hormonales y procesos de descalcificación que puede sufrir una mujer a lo largo de su vida.

La forma más habitual en la que aparece el trastorno articular es mediante un dolor incómodo en la mandíbula a la hora de masticar alimentos. Pasado un tiempo, este dolor se extiende por la cara y el cuello. Suele generar rigidez en la mandíbula y una limitación del movimiento de abrir y cerrar la boca.

La presión que ejerce el desajuste presiona el oído, ocasionando zumbidos recurrentes e inesperados, dolor agudo, mareos y pérdida de audición. Este dolor se traspasa al cerebro, por medio de los nervios de la cara, generando frecuentes cefaleas.

Otro síntoma que nos suele indicar la presencia del trastorno es el cambio en la forma en la que encajan los dientes superiores con los inferiores.

Para detectar el dolor articular temporomandibular es necesario efectuar un exhaustivo estudio del paciente. No se puede diagnosticar sin realizar antes pruebas de diagnóstico por imagen, como radiografías y tomografías, que aporten una información concluyente.

Si piensas que puedes padecer problemas de este tipo, acude lo antes posible a una clínica dental que trate dolencias temporomandibulares.

Cómo se tratan.

Hasta hace no mucho tiempo, los trastornos graves o duraderos en la mandíbula se solventaban por medio de operaciones quirúrgicas. En la actualidad se están empleando soluciones menos invasivas con resultados bastante efectivos.

La más conocida de todas ellas son las férulas de reposicionamiento mandibular. Se trata de una férula termoplástica, fabricada a medida del paciente, que va recolocando la mandíbula y complementando la función del menisco desplazado.

Es una férula parecida a las férulas de descarga que se emplean para corregir los casos de bruxismo, rechinar de dientes involuntario. Sin embargo, su fabricación y ajuste es más complicado.

Para empezar a confeccionarla es necesario determinar con exactitud la posición articular del paciente. Acción que se realiza por medio de métodos de diagnóstico por imagen computarizada y el empleo de aparatos articuladores.

Una vez colocada la férula, hay que hacer un seguimiento periódico de su comportamiento, con el fin de ir ajustándola. No es una tarea sencilla, pero una vez se ha conseguido fabricar y colocar la férula adecuada se consiguen eliminar los episodios de dolor y el paciente, por fin, puede llevar una vida normal.

Un dato que hay que señalar es que la férula se lleva permanentemente. El enfermo debe acostumbrarse a hacer su vida habitual con el aparato colocado durante todo el día. No tiene un efecto estético desagradable. Ante la vista pasa prácticamente desapercibida, como los correctores de ortodoncia invisible “Invisalign”; sin embargo, puede resultar algo incómodo al principio, sobre todo hasta que el paciente se adecue a llevarla.

De todos modos, el avance en la calidad de vida es más que evidente. Ya no tiene que convivir con el dolor.

¿Qué medicamentos se toman para paliar el dolor articular?

Como hemos visto a lo largo del artículo, el dolor articular temporomandibular no es una dolencia menor. El enfermo tiene que lidiar con rigidez facial, dolores en el cuello, dolores agudos persistentes en los oídos y frecuentes jaquecas. Lo ha de hacer hasta que se diagnostique la enfermedad y mientras se fabrica y ajusta la férula de reposicionamiento. Por tanto, el empleo de fármacos para mitigar el dolor es indispensable.

La página web médica norteamericana Western New York Urology subraya que no existen medicamentos específicos para tratar los Trastornos A.T.M.; los relativos a la Articulación Temporomandibular. Si persisten los episodios de dolor, el médico podrá recomendar una mezcla de analgésicos y micro-relajantes, y añadir algún medicamento antidepresivo.

Respecto a los analgésicos, los más efectivos son el ibuprofeno y el naproxeno, un antiinflamatorio que se emplea para regular los procesos febriles y aliviar las cefaleas y los dolores musculares. A este grupo de medicamentos se le puede añadir el acetaminofeno, más conocido como Paracetamol. Aunque no es tan potente como el ibuprofeno y el naproxeo, se puede consumir entre tomas. Los medicamentos como el ibuprofeno solo se pueden tomar cada 8 horas, ya que son tan potentes que pueden dar las paredes del estómago. Si el consumo de ibuprofeno es continuado,  es recomendable tomar antes una pastilla de algún protector estomacal como el omeprazol. Todos estos fármacos son medicamentos libres y se pueden comprar en la farmacia sin receta médica.

En cuanto a los medicamentos dispensados con receta médica estarían el diazepam, el alprozalam y el clonazepam. El diazepam es básicamente valium. Una benzodezapina que los médicos recetan para combatir estados de ansiedad, ya que tiene efectos sedantes, relajantes musculares y anticonvulsivos.

El alprozalam es otro ansiolítico que lo que hace es reducir la excitación anormal en el cerebro. Esto relajará al paciente y le ayudará a controlar mejor el dolor.

Muchas personas confunden el clonazepam con el diazepam. Ambos son benzodezapinas que se recetan para tratar la ansiedad. Si bien los efectos relajantes del clonazepam son más rápidos y potentes que los del diazepam, el diazepam se presenta activo en el cuerpo durante periodos más largos de tiempo.

Debemos ser conscientes de que estos medicamentos son drogas y que, por tanto, deben ser consumidos bajo un cierto control médico.

Ejercicios de apoyo.

Para aliviar el dolor, es frecuente que el odontólogo especialista o el cirujano maxilofacial recomienden al paciente que realice ciertos ejercicios de apoyo en su casa.

Unos de ellos son los ejercicios de rotación mandibular. Consisten en pegar la lengua a la mitad del paladar, y abrir y cerrar la boca, con la lengua en esa posición, en repeticiones consecutivas. Este ejercicio se suele hacer unas 10 veces al día.

Otro ejercicio de apoyo es el ejercicio de resistencia contra apertura. Consiste en colocar la lengua en la misma posición que en el ejercicio anterior. En este caso, además, colocaremos el pulgar contra el mentón y efectuaremos una presión hacia arriba. El paciente deberá intentar abrir y cerrar la boca contra la resistencia de la mano.

Otras recomendaciones que se suelen hacer es la de aplicar frío o calor en la cara, mientras efectuamos ejercicios para estirar y fortalecer suavemente los músculos de la mandíbula. Como puede ser mover la mandíbula para delante y para atrás.

En este periodo es adecuado que el paciente aprenda y practique técnicas de relajación, así como mantenerse ocupado en actividades relajantes que distraigan el cerebro, como pintar, leer o tocar un instrumento musical.

El dolor articular temporomandibular puede resultar molesto e, incluso, incapacitante, pero si se trata de forma adecuada, se puede corregir.

 

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