Nunca me gustaron los pistachos, ni su color, ni su forma, ni su sabor. Me daban un poco de asco, para ser sincera. Siempre los dejaba de lado cuando los veía en mezclas de frutos secos.
Pero hace unos meses me pasó algo raro: de la nada, me dieron ganas de comer pistachos. Así, sin motivo. No estaba viendo recetas ni nadie me los ofreció, fue como si mi cuerpo me los pidiera. Fui al súper, compré una bolsita pequeña para probar y, para mi sorpresa, me gustaron, ¡y me gustaron mucho!
Desde entonces empecé a comerlos casi todos los días, y también me puse a leer un poco sobre ellos. Quería saber si eran tan buenos como decían, o si solo me estaba obsesionando por gusto. Y la verdad es que descubrí cosas que no tenía ni idea. Son pequeños, pero hacen de todo.
Aquí te cuento todo lo que aprendí de Viveros La Herriza, comercializador de frutales y olivos (entre ellos el pistacho), me contaron sobre ellos:
Te llenan de energía
Antes, a media mañana, ya me sentía medio apagada, como si necesitara dormir otra vez. Pensé que era normal, pero, después de unas semanas comiendo pistachos, empecé a sentir más energía durante el día. No como cuando tomás un café y te pones toda acelerada, sino algo más tranquilo pero constante.
Lo que pasa es que los pistachos tienen una mezcla muy buena: grasa saludable, proteína y un poco de carbohidratos. Esa combinación hace que el cuerpo tenga energía por más tiempo. No te da el bajón rápido que dan las galletitas o las cosas con azúcar.
Son súper completos
Lo que me dejó con la boca abierta es todo lo que tienen dentro. En serio, son como una multivitamina en forma de fruto seco. Para darte una idea, en un puñado (unos 30 gramos) hay:
- Proteínas buenas.
- Grasas saludables (de las que el cuerpo necesita).
- Fibra.
- Magnesio, potasio, hierro, zinc y fósforo.
- Vitamina B6.
- Antioxidantes que ayudan a la piel y la vista.
Es una locura. Y además, no tienen nada raro agregado. Son así, naturales.
Te ayudan a concentrarte
Yo estudio y trabajo al mismo tiempo, así que muchas veces me cuesta enfocarme. Hay días que tengo la cabeza en mil cosas y no puedo quedarme sentada ni quince minutos. Pero desde que como pistachos, siento que estoy más enfocada. No sé cómo explicarlo bien, pero me es más fácil leer, escribir, escuchar.
Parece que la vitamina B6 que tienen ayuda a que el cerebro funcione mejor. También el magnesio tiene algo que ver. No soy experta, pero se nota. Incluso estoy menos irritable, y eso también se agradece.
Cuidan el corazón
Nunca tuve problemas del corazón (tengo 23, tampoco sería normal), pero igual me pareció bueno saber que los pistachos ayudan a prevenir cosas como colesterol alto o presión alta. Leí que bajan el colesterol malo y suben el bueno, y que mejoran la circulación.
Eso pasa por las grasas buenas que tienen y porque también ayudan a que las arterias estén más relajadas. Es como un mantenimiento del cuerpo, que aunque estés joven, siempre viene bien.
No engordan como uno cree
Siempre pensé que los frutos secos engordaban, por eso los evitaba. Pero con los pistachos fue distinto: empecé a comerlos todos los días y no solo no subí de peso, sino que hasta me ayudaron a comer mejor.
Te explico: tienen mucha fibra y proteína, y por eso te dejan llena por más tiempo. En vez de comer snacks con harina o azúcar, como un puñado de pistachos y listo. Me quedo tranquila hasta la siguiente comida, porque ya no me dan esos ataques de hambre de media tarde.
Y encima leí que parte de la grasa que tienen ni siquiera se absorbe del todo porque queda atrapada en la fibra. O sea, tienen calorías, sí, pero no te engordan como una porción de papas fritas, así que son mega saludables.
Buenísimos para la piel y el pelo
No uso cremas caras ni nada especial, pero noté que desde que como pistachos tengo la piel más suave y con mejor color. No sé si brillo es la palabra, pero sí se ve más sana. También el pelo se me cae menos y lo siento más fuerte.
Parece que eso es por la vitamina E, el zinc, y las grasas buenas. Todo eso ayuda a que la piel se repare, a que no se seque tanto, y a que el pelo esté más fuerte. Yo no hice ningún otro cambio, así que seguro es por eso.
Fortalecen las defensas
Otra cosa que noté es que ya no me resfrío tanto. Antes, cuando cambiaba el clima, pillaba algún resfriado enseguida. Ahora no. Me siento más fuerte, no sé si es suerte o si es por los pistachos, pero leí que tienen cosas que ayudan a las defensas: vitamina B6, cobre, zinc y antioxidantes.
Todo eso hace que el cuerpo se defienda mejor de virus y bacterias, y también ayuda a que te recuperes más rápido si te enfermas.
Cuidan los ojos
Esto me sorprendió. Yo paso muchas horas frente al ordenador y al teléfono porque trabajo a distancia, y los ojos me arden súper rápido, pero empecé a notar que ya no se me cansaban tanto. Después, leí que los pistachos tienen luteína y zeaxantina, que son dos antioxidantes buenísimos para los ojos.
Ayudan a proteger la vista de la luz azul (como la de las pantallas) y a prevenir problemas cuando seamos más grandes. Me pareció muy útil, porque nadie piensa en eso cuando no estan mayor.
Mejora la digestión
Yo solía tener el estómago hinchado después de comer, o sentirme muy pesada, pero la fibra del pistacho me vino muy bien. Ahora voy mejor al baño y no me siento tan llena después de comer. Todo fluye mejor, literalmente hablando.
La fibra que tienen no solo ayuda al tránsito, también alimenta a las bacterias buenas del intestino. Eso hace que todo funcione mejor por dentro.
No sube el azúcar en sangre
No tengo diabetes, pero en mi familia hay antecedentes, así que intento cuidarme. Me gustó saber que los pistachos no suben el azúcar en sangre porque tienen un índice glucémico bajo, y eso hace que no den picos de azúcar.
Además, ayudan a que el cuerpo use mejor la insulina. O sea, son seguros incluso si tienes que controlar ese tema. También son ideales para gente que quiere evitar la diabetes en el futuro.
Son buenos para el sueño y el descanso
Esto lo descubrí de casualidad. Una noche estaba con insomnio, sin poder dormir, y me comí unos pistachos porque tenía hambre. Al rato, me sentí más relajada. Pensé que era casualidad, pero después busqué y resulta que los pistachos tienen melatonina. Sí, esa misma hormona que venden en pastillas para dormir mejor.
No es que te duerme al instante, pero ayuda al cuerpo a regular el ciclo del sueño. También tienen magnesio y vitamina B6, que ayudan a relajar los músculos y calmar la mente. Desde que sé esto, si ceno temprano y tengo hambre a la noche, elijo unos pistachos en vez de algo pesado o dulce.
Y funciona, duermo más tranquila y me levanto menos cansada. No es magia, pero ayuda un montón. Además, es algo natural, sin efectos raros ni químicos.
Cómo los como yo
Casi siempre me como un puñado por la mañana o en la merienda. A veces los mezclo con yogur y frutas, o con un poco de avena. Si tengo tiempo, los pico y los pongo arriba de una ensalada o de verduras asadas. Queda riquísima.
También hice una pasta de pistachos con un poco de aceite de oliva y sal. La usé como salsa para picotear con zanahoria o como untable en pan integral. Y un día me animé a hacer galletitas con pistacho y chocolate amargo. Me quedaron buenísimas.
Pero la verdad, la mayoría de los días los como así como vienen, sin vueltas, naturales o tostados sin sal, porque es que están buenísimos. ¡No sé cómo no podían gustarme antes!
Algunas cosas a tener en cuenta
- No hay que comer media bolsa de una sentada, un puñado al día está bien.
- Si tienen sal, mejor no pasarse, sobre todo si tienes la presión alta.
- Siempre es mejor comprarlos con cáscara. Tarda más en comerlos y eso te hace frenar antes.
- Algunas personas tienen alergia a los frutos secos, así que si nunca los probaste, prueba un poco y mira cómo te sienta.
Lo más loco de todo esto es que yo odiaba el pistacho
No lo soportaba, u ahora es de mis cosas favoritas, ¡así que no los subestimes! Me hace bien, me gusta, me da energía, me deja satisfecha. Lo tiene todo.
Nunca pensé que un fruto seco que me parecía feo iba a hacerme sentir mejor, pero pasó. Y no es algo que te cambia la vida de un día para el otro, pero si lo comes a menudo, lo notás. En el cuerpo, en la piel, en el ánimo, en todo.
Ahora entiendo por qué tanta gente lo elige, es porque realmente funciona. Y si te da curiosidad, te juro que vale la pena darle una oportunidad.