Cuando llega la edad de jubilarse, es el momento de hacer todas esas cosas que nos han resultado imposibles durante una gran cantidad de tiempo. Y son muchas, os lo podemos asegurar. Cuando no tenemos la carga de trabajo diaria, disponemos de las suficientes horas para salir a pasear, leer, ver películas, hacer deporte y un largo etcétera de cuestiones. Desde luego, está claro que este es uno de los mejores momentos de la vida precisamente por esa cuestión, la de la libertad que nos confiere el estar libres de todo tipo de trabajo.
Cuando estamos jubilados, disponemos del tiempo necesario para replantearnos alguna de las cuestiones que están más ligadas a nuestra vida diaria. Y es entonces, quizá, cuando surge la necesidad de cambiar radicalmente nuestro estilo de vida y apostar por un cambio en el lugar de residencia. Ya no tenemos la necesidad de vivir relativamente cerca de nuestro puesto de trabajo, así que es una buena opción considerar si hay otro lugar en el que tengamos la sensación de que vamos a vivir mejor de donde lo hacemos ahora. Replantearse estas cuestiones es algo fácil una vez que alcanzamos los 67 años. Cada vez más gente lo hace.
Según una noticia publicada en la página web Estar donde estés, la jubilación es una época perfecta para cambiar el lugar de vivir. Según indica esa web, la jubilación es una edad perfecta para cambiar la ciudad por el campo o el pueblo. Son momentos en los que no tenemos que asumir ataduras y en los que, por tanto, tenemos la posibilidad de hacer mayores cambios con el fin de promover una mejora en lo que tiene que ver con nuestra calidad de vida. Cada día más gente se sube a se barco y a nosotros no nos extraña en absoluto. De hecho, debemos hacer todo lo posible por promoverlo.
Cambiar de vivienda no es una tarea fácil para una persona que ya se ha jubilado porque conlleva una serie de trabajos y de procesos que no son fáciles de asumir sobre todo desde el punto de vista físico. Además, y teniendo en cuenta que una persona jubilada requiere de una mayor comodidad y cuidados en su vivienda, no nos extraña que una de las cuestiones que más les importen sea la que tiene que ver con las ventanas, fundamentales desde el punto de vista del aislamiento térmico y del acústico. Los profesionales de Replus nos han indicado que buena parte de los encargos de ventanas de PVC que reciben son realizados por personas jubiladas que acaban de mudarse.
Una mayor tranquilidad para…
Fijaos en la cantidad de cosas que una persona puede realizar de una manera mucho más tranquila cuando vive en el pueblo que cuando lo ha hecho en la ciudad:
- El ejercicio físico: como la calidad del aire es mejor en los pueblos que en las ciudades, es mucho más fácil encontrarnos a gusto cuando hacemos ejercicio físico, aunque solo sea andar, que es lo que hace la mayoría de personas jubiladas de este país.
- El descanso: es de una mucho mayor calidad en lugares en los que no existe el ruido de cientos de vehículos por las calles o el de los aviones.
- La concentración: esa menor cantidad de ruido nos permite concentrarnos en las cosas que estamos realizando. Podemos leer, escribir o ver una película con mucha mayor tranquilidad en el pueblo que en la ciudad.
- Estar más seguros: en un pueblo hay menos robos, atracos, delincuencia y problemas de este estilo que en las ciudades, que muchas veces están plagadas de ellos.
Si tenemos todas estas cosas en cuenta, no nos extrañará que sean cada vez más las personas que estén interesadas en vivir en el pueblo una vez que se jubilan. Huir de todo lo que tiene que ver con la ciudad tiene un sentido bastante claro y evidente. Por eso, los expertos en salud recomiendan que, en la medida de lo que podamos, huyamos de las ciudades. Esta es una de las recomendaciones que más hacen los expertos en salud de todo el mundo y debemos seguirla para intentar sentirnos mejor con nosotros mismos y con la vida que llevamos.
Siempre hay que apostar por todo aquello que nos haga felices. Y la vivienda siempre es una de las cosas que tiene más importancia para dar con ese cometido. Si no le dedicamos lo que es realmente necesario para eso, nos podemos sentir presos de nuestra propia casa. Y lo cierto es que sería bastante triste que así fuera. Ojalá nunca se nos olvide esto. Todavía hay muchas personas mayores que son reticentes a cambiar de domicilio tras la jubilación y no tendría por qué ser así.