Incienso, tradición y cultura atemporal

Hablar de incienso invita a remontarse al pasado. Milenios atrás, donde las culturas más arcaicas y ancestrales, rendían culto a sus dioses con el incienso por bandera de sus ritos y ceremonias. En la actualidad este elemento tan apreciado desde la antigüedad, sigue vigente y de actualidad. Es decir, no cae en desuso. Al contrario, cada vez es más fácil encontrar incienso de todo tipo, con diferentes aplicaciones y usos, así como precios y calidad, en prácticamente, cualquier rincón.

Mientras que en tiempos pasados, no muy lejanos, como finales del siglo XX y principios del presente, encontrar incienso solo era posible si acudías a tiendas esotéricas y especializadas, hoy en día, puedes encontrarlo en cualquier bazar. Eso sí, la diferencia entre la calidad que puedes encontrar en productos vendidos en tiendas especializadas, puede diferir notablemente. Dado que se trata de algo que genera un aroma particular en el lugar en el que se enciende, lo mejor es utilizar el de mejor calidad. Cuestiones económicas y banales aparte, el incienso, como decíamos, forma parte de las tradiciones y culturas más antiguas.

A lo largo de este artículo, queremos explorar los orígenes del incienso, a través de las diversas culturas que han utilizado este elemento a lo largo y ancho del mundo. Desde la antigüedad hasta nuestros días, ha desempeñado un papel de gran relevancia en ceremonias religiosas, rituales culturales y, por supuesto, la meditación personal. Para profundizar en los orígenes y usos históricos del incienso, nos hemos adentrado en las entrañas del Palacio del Incienso, donde puedes encontrar todo lo necesario para convertirte en un experto en la materia. Desde el incienso más puro, hasta las herramientas necesarias para encenderlo como es debido. Se trata de un mundo apasionante en el que los diferentes tipos de incienso, cuentan con su propio significado cultural y religioso en las diversas tradiciones culturales. Del mismo modo que la práctica sigue cautivando e inspirando a personas de todo tipo en la actualidad.

Los orígenes de su uso

Para quienes gozan con el uso del incienso, lo habitual es hablar de la práctica. Es decir, el incienso per se, consiste en todo un arte, una práctica que abarca todas las épocas, remontándose a las más antiguas civilizaciones. Aquellas en las que lo espiritual gozaba de gran importancia y en las que la práctica del incienso era parte esencial. Ya desde los tiempos de Egipto (el antiguo, el de los faraones), se creía que el humo fragante que desprendía, poseía poderes mágicos y servía de conducto hacia los dioses. En la China de la dinastía Shang, el uso del incienso poseía una finalidad espiritual y medicinal y se creía que purificaba la atmósfera y espantaba a los espíritus malignos. En la India, la quema del incienso se realiza desde hace milenios, como tributo a las divinidades en toda suerte de rituales religiosos.

Pero no solo en oriente era indispensable el incienso, griegos y romanos, se valían de este elemento para sus rituales religiosos, además de contar con una aplicación más decorosa: ocultar olores desagradables. En la actualidad, es fácil encontrar el incienso como parte integrada de numerosas culturas, conectando a los humanos con su pasado ancestral y más primitivo, creando una sensación de serenidad.

Podemos decir que aunque no lo parezca, el incienso, ha tenido fines que van más allá de lo espiritual. En la antigüedad, existía la creencia de que el incienso poseía ciertas propiedades medicinales, por lo que se utilizaba en el tratamiento de diferentes dolencias. El aroma que desprendía el incienso durante su quema, generaba un ambiente agradable y tranquilo, propicio para realizar actividades como la meditación y la relajación.

Gracias a las rutas comerciales de la antigüedad, se propagaron las culturas y las diferentes religiones, en las cuales el incienso fue parte clave del proceso. Con el paso del tiempo, la fabricación y producción de incienso, se convirtió en una forma de arte, basada en las diferentes mezclas y técnicas desarrolladas por cada una de las diferentes culturas. A día de hoy, la quema del incienso, sigue siendo utilizada tanto por su significado cultural como por el agradable aroma que desprende.

Como parte esencial de numerosas culturas y tradiciones a lo largo de la historia, desde las civilizaciones más antiguas, hasta los tiempos modernos, el incienso ha sido utilizado de diferentes formas y con diversas intenciones. Por ejemplo, el incienso de resina, derivado de la savia de árboles y plantas, es uno de los tipos más populares que ha sido utilizado durante siglos en infinidad de ceremonias y rituales.

Pero existen más tipos de incienso. El de hierbas, compuesto como cabe esperar, de hierbas y flores secas, suele quemarse por las propiedades terapéuticas que se le atribuyen, así como por la sensación de serenidad y calma que provocan. Por otro lado, podemos encontrar el incienso en conos y varillas que se componen de madera en polvo, resinas y aceites esenciales. Este tipo en particular se utiliza de forma frecuente en la meditación y para crear un ambiente agradable por el aroma que desprende.

También podemos encontrar incienso en polvo que se fabrica moliendo hierbas y resinas hasta que se obtiene un polvo fino que se quema posteriormente en un disco de carbón o incensario. Este tipo de incienso en particular, es muy apreciado por la fragancia potente y duradera que desprende, por lo que se utiliza de forma habitual en los rituales y ceremonias. Sándalo, pachuli y lavanda, son algunas de las variedades más utilizadas.

Respecto a los citados inciensos en varilla y conos, se fabrican con una combinación de ingredientes en polvo, conocido como makko o polvo de madera y un aglutinante con el que se forman las varillas o conos. A estos se les añaden aceites esenciales para proporcionar aroma.

Por último, el incienso suelto, es un tipo de incienso que podemos encontrar y se trata de una combinación de hierbas, resinas y otros productos naturales que suelen quemarse en un disco de carbón o incensario. Se trata de un tipo de incienso que ofrece mucha liberta pues permite mezclar y combinar ingredientes para producir aromas y efectos únicos. Flores secas, resinas, especias y maderas, son algunos de los componentes que se utilizan en combinación con este incienso. La quema del mismo se suele acompañar de oraciones, intenciones o rituales específicos, lo que lo convierte en toda una práctica espiritual y significativa para quien lo realiza.

La cuestión religiosa

Si nos ceñimos a la cuestión religiosa del incienso, concretamente al significado religioso que posee, debemos aludir al poder espiritual que posee. El incienso es reconocido desde tiempos inmemoriales en diversas religiones de todo el mundo. Ha sido utilizado como una herramienta eficaz en rituales y ceremonias espirituales durante siglos y siglos, con la creencia (todavía vigente) de que su fragante humo es portador de oraciones y aspiración al cielo.

Religiones tan milenarias como el budismo y el hinduismo, contemplan la quema del incienso como un componente esencial de la veneración y la meditación. Se considera que el mero hecho de encender el incienso, conlleva una limpieza del ambiente e invoca a la presencia divina correspondiente. Al mismo tiempo se cree que su aroma potencia la percepción espiritual y profundiza la relación con lo divino. Se emplea de forma habitual para resaltar los momentos sagrados y las conmemoraciones en las que añade una sensación de santidad y respecto inconfundible. El aroma calmante que emana del sándalo, el tranquilizante de la lavanda y el estimulante del incienso, contribuyen a fomentar el significado de lo sagrado del incienso.

Dentro de las diferentes religiones y culturas, el incienso cuenta con una serie de significados simbólicos. En las civilizaciones egipcia y romana, se creía que era un medio de comunicación con los dioses y que cada aroma se relacionaba con una deidad concreta. Para el cristianismo, el incienso se utilizaba durante la misa y otras ceremonias para ilustrar las oraciones de los fieles en la ascensión al cielo. En algunas de las culturas indígenas, el incienso se quema para purificar los lugares sagrados y tender los necesarios puentes con el mundo espiritual. El hecho de quemar incienso es un acto considerado como una manifestación de ofrenda y obediencia en infinidad de prácticas espirituales, mediante la que se muestra admiración y veneración a lo divino. El humo persistente del incienso ejerce como un recordatorio tangible del mundo metafísico y la interconexión de lo físico y lo sobrenatural o espiritual. Por lo tanto, al incienso se le atribuye una gran importancia espiritual, puesto que supera todas las fronteras culturales, une a las personas en una necesidad común de conexión con el más allá.

A modo de conclusión, podemos decir con certeza que el incienso, forma parte integra de la sociedad actual, aunque para una inmensa mayoría, no trasciende de la misma manera en la que lo ha hecho a lo largo de la historia de la humanidad. Con independencia del valor o el uso que se le conceda, lo que podemos asegurar es que el incienso ha sido, es y será por siempre, parte de la tradición, la cultura, la religión y, por supuesto de la sociedad, en una u otra medida. Se trata de una práctica atemporal en todos los sentidos.

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