La importancia del pan en la alimentación

La alimentación está estrechamente relacionada con la salud en todas las etapas de la vida del ser humano, si bien las necesidades nutricionales varían a lo largo de la vida y, concretamente, en el caso de las necesidades calóricas de los ancianos, estas disminuyen con la edad. Pero dentro de la alimentación, en el post de hoy vamos a hablar del pan, el cual se elabora con harina, agua y sal, pudiendo llevar otros ingredientes complementarios como distintas clases de cereales, frutos secos, frutas, etc.

Este producto se trata de un alimento energético, pues su componente principal es el almidón, un hidrato de carbono complejo que proporciona al cuerpo humano la energía que necesita para poder funcionar y desarrollarse correctamente, pero el pan también es una fuente importante de minerales y vitaminas, situándose en la base de la pirámide de alimentos junto con los cereales, arroz, pastas… Por todo ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, por su alto contenido nutricional y energético, una ingesta de 250 gramos al día de pan, tal y como nos recuerdan los expertos de Cool bakery, a quienes, al igual que a nosotros, les apasiona el pan y por ello ofrecen un modelo de franquicias de panadería y cafetería con una gran variedad de productos de gran calidad recién hechos.

Además, debido a la creencia errónea de que el pan engorda, muchas personas prefieren eliminarlo de su dieta alimenticia, retirando de esta forma un hidrato de carbono complejo e importante de la alimentación. Lo que sí realmente engorda es lo que ingerimos acompañando al pan como mermeladas, embutidos, chocolate, queso, salsas, patés, etc.

A la hora de elaborar pan, el sodio o la sal juega un papel importante. Por un lado, como potenciador de sabor ya que por un lado resalta aromas y sabores y por otro lado como auxiliar tecnológico ya que facilita la elasticidad de la masa, aporta un mayor volumen, mejora su consistencia y color. Ahora bien, dado que un consumo de sal en exceso repercute negativamente en la salud humana aumentando la tensión arterial, en nuestro país a partir del 1 de abril del 2022 la nueva norma de calidad para el pan establece un contenido máximo de sal de 1,31 gramos por cada 100 gramos de producto. Esta normativa está en línea con lo establecido por la OMS como objetivo para el año 2025, que el consumo de sal por persona fuese un 30 % inferior. Otros minerales presentes son el fosforo, magnesio o potasio.

Del mismo modo, dado que el pan es un hidrato de carbono, las personas que padecen diabetes, deben controlar más la cantidad de pan que consumen, puesto que su organismo no los puede utilizar de manera normal. Ello no significa que los deban evitar o suprimir de su dieta, sino que deben adaptar la cantidad de pan consumida a las necesidades particulares de cada persona. El pan integral es especialmente recomendable para las personas diabéticas dado que las propiedades de la fibra ayudan a regular los niveles de azúcar en la sangre. También la grasa es otro alimento energético presente en muy bajas proporciones en el pan, a excepción de ciertas variedades como el pan de molde o el tostado.

La fibra que se encuentra en el pan completo es muy recomendable y su consumo es especialmente interesante cuando se padece de estreñimiento por su efecto laxante y regulador intestinal, así como por su capacidad de aumentar la velocidad del tránsito intestinal, y también para quienes siguen una dieta de adelgazamiento puesto que la fibra aumenta la sensación de saciedad. Por su parte, en cuanto a las proteínas, el pan aporta proteínas vegetales procedentes del grano del cereal. En el pan de trigo abunda una proteína denominada gluten, que hace posible que la harina sea panificable. Las personas que padecen intolerancia al gluten o enfermedad celíaca deben consumir pan sin gluten, elaborado a partir de los dos cereales que no lo contienen, maíz y arroz.

Por último, cabe reseñar que las vitaminas también están presentes en el pan, especialmente las del grupo B (B1 o tiamina, B2 o riboflavina, B6 o piroxidina y nianicina) necesarias para el aprovechamiento de los hidratos de carbono, proteínas y grasas.

El aceite de oliva, otro gran alimento

El aceite de oliva forma parte esencial de la dieta mediterránea por sus importantes beneficios para la salud y está recomendado su consumo en todas las edades. Este producto ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre, previene enfermedades degenerativas, actúa contra el envejecimiento, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aumenta el HDL o colesterol bueno, favorece el proceso digestivo, evita la acidez gástrica, facilita el tránsito intestinal, mejora el control de la presión arterial, es un antioxidante natural… lo que lo convierte en un alimento único e indispensable para nuestra dieta.

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