Nuevamente de actualidad en numerosos elementos de decoración, el mimbre es ese material, para algunos, técnica, que nos hace pensar en cestas. Cestas para picnic, cestas para recoger setas o frutas, cestas para decorar. Pero el mimbre va mucho más allá, sillas, sillones, mesas, bolsos, canastos… Este material y su técnica tiene unos orígenes milenarios, gracias a su flexibilidad y resistencia. Sin embargo, aunque todos sabemos identificar objetos de mimbre, a buen seguro, la inmensa mayoría no sabe mucho más al respecto.
Su procedencia, cuidados o de donde sale el material con el que se fabrican esos elementos de mimbre. Sus campos de cultivo, en zonas muy concretas de la geografía española, pueden observarse sin apenas hacer esfuerzos. La serranía de Cuenca, parece estar bañada por una poderosa lengua de fuego que atrapa a todo aquel que la observa. Un sinfín de brasas rojas parecen elevarse hacia los cielos, haciendo arder la retina de quien, hacia esos campos, mira. Ese extraño espejismo que copa el horizonte, es tan solo eso, una ilusión óptica generada por los impresionantes cultivos de mimbre que se extienden al lo largo de la parte norte esta popular región de la Mancha.
Este material, se emplea desde hace siglos para elaborar productos de cestería como los que podemos encontrar en Mundo Flor, expertos en decoración. En los pueblos conquenses, los artículos elaborados en mimbre son una constate, junto a sus cultivos. Son muchos los que desconociendo de que se trata, han caído en esa trampa visual que hace pensar que el campo ardía en llamas, cuando la realidad, es que esa tonalidad rojiza, pertenece a los tallos y ramas del mimbre, una planta semejante al sauce, de cuyo tronco, son extraídas esas conocidas ramas. Su resistencia y flexibilidad hace que sean el material ideal para fabricar todo tipo de artículos de cestería.
Cuando llega el momento de la recogida, estos tallos se van colocando de tal manera que se crean manojos. Esta forma de amontonarse, recuerda a las tiendas de campaña y su finalidad es facilitar el secado. Durante este proceso, se produce un efecto mágico, esas ardientes ramas rojas, van perdiendo su fulgor, cayendo en el naranja y alcanzando el amarillo, cuando quedan libres de humedad. Esta variedad cromática es la responsable de que la mirada sea engañada y crea contemplar hogueras que arden sin humo.
¿Técnica o material?
Debido a la diversidad de materiales con los que, actualmente se elaboran y fabrican los diferentes productos y artículos que siempre se hicieron con mimbre, hay quienes determinan que, se trata más de una técnica que del material propiamente dicho.
Las fibras con las que se fabrican, pueden ser de origen natural o procedencia sintética, aunque los acabados y el entramado, son muy similares. Para determinar si el artículo en cuestión es original o sintético, basta con comprobar el precio. Ya que los sintéticos suelen resultar más económicos. Evidentemente, el plástico (que, al fin y al cabo, es lo que es), siempre será más barato que una fibra natural.
Debido a este hecho, el mimbre decayó en popularidad, sustituir el mimbre por fibras naturales, no agrado demasiado y quedó en desuso. De ahí, probablemente que el material, haya dado paso a la técnica. Siendo en tal caso, el mimbre, ambas cosas. Los artículos de mimbre, tienen todos, un aspecto característico que los define. Es fácil ver una cesta y pensar o decir, es de mimbre, cogerla y comprobar que es plástico. Pero el resultado visual, es el mismo, se trata de fibras entretejidas de una manera particular. El mimbre, tradicionalmente, ha sido trabajado a mano, aunque a medida que avanzaba el siglo XX, las máquinas fueron encargadas de la fabricación industrial. En este punto, es cuando se introducen las fibras sintéticas en su elaboración.
Un poco de historia
Fibra o técnica, el mimbre, es el resultado de tejer las diferentes fibras con las que se elabora el mueble o artículo. Desde el origen del ser humano, los procesos de tejido acompañan nuestra evolución. Son conocidos los datos en los que se el ser humano, construía sus refugios mediante procesos de tejido con palma, otra fibra natural que da lugar a interesantes productos de artesanía. Ese proceso de tejer para obtener refugios o ropa, es tan antiguo como la agricultura. Si hablamos de técnica, podemos decir que el mimbre, posee una historia arraigada a la historia de la civilización.
Existen numerosos registros de los muebles construidos con mimbre y cestas tejidas del mismo modo y con el mismo material en diferentes civilizaciones como la egipcia o la china. La mayoría de historiadores, poseen la creencia de que, en el antiguo Egipto, el mimbre procedía de materiales como la caña y las fibras disponibles en el delta del Nilo. Tras descubrir la maleabilidad que poseían las cañas cuando estaban húmedas y como mantenían su forma al secarse, empezaron a crear artesanías y artículos provechosos. A modo de curiosidad, se dice que, la tumba de Tutankamón reveló en su momento, muestras de sillas de mimbre.
El paso de Roma por Egipto, dio paso a una nueva civilización, la romana. Estos, absorbiendo la cultura egipcia para enriquecerse, adoptaron la práctica del mimbre ampliando sus usos, creando (teóricamente) los primeros columpios. Gano por aquellos tiempos notable popularidad a lo largo del mundo conocido y conquistado por Roma que, era por aquel entonces, la potencia más poderosa que controlaba el mundo e influenciaba con sus logros.
Su llegada a China, fue mucho más tardía, pero una vez descubrieron las virtudes del mimbre, merced a las rutas comerciales establecidas, los avances que hicieron en cuanto a la técnica fueron los más notorios. Elaboraban tejidos más pequeños y finos para poder fabricar artículos mas minuciosos y con otras finalidades como cajas de almacenamiento.
Mucho más recientemente, la época moderna, nos deja datos más plausibles y veraces. A partir del siglo XIX, el mimbre vive su esplendor en la época victoriana que comprende el momento en el que Gran Bretaña, se encuentra bajo el reinado de la Reina Victoria. Durante este periodo, el mimbre como forma de arte, se explora, refina y modifica, otorgándole formas nuevas que han favorecido su perpetuidad hasta la actualidad. Coincidiendo con la revolución industrial, los grandes cambios en el transporte, la fabricación y la artesanía, se imponía una nueva forma de creación.
Por aquellos tiempos, los muebles fabricados en mimbre, habían quedado relegados a la clases más altas. Con la llegada de la gran industria y sus procesos en cadena, la clase media se vio favorecida y los muebles de mimbre, se podían obtener a precios más asequibles.
Una vez que esa época pone su punto y seguido, adentrándonos en el siglo XX, el mimbre goza ya de nombre propio y gran popularidad. En el mundo occidental, la fabricación de muebles de mimbre, queda establecida a nivel industrial, teniendo un gran impacto en la industria.
Hasta ese momento, todos los artículos tejidos de esta manera, se elaboraban con fibras naturales, fuera mimbre natural u otra fibra de características similares. La utilización de fibras sintéticas era inminente con la llegada de la producción industrial puesto que los materiales eran mas baratos y la demanda debía cubrirse. Este factor, hizo que la popularidad del mimbre, decayera.
No obstante, la utilización de las fibras sintéticas en la producción poseía una clara ventaja en detrimento de su origen natural y artesano: los materiales sintéticos prometían y ofrecían, mayor durabilidad, especialmente, en los casos en los que eran expuestos a la intemperie. El clima podía estropear con mayor rapidez la fibra natural, mientras que el material sintético, permanecía.
Por norma general, el mimbre sintético, se produce de materiales artificiales como la resina, sustancia muy semejante al plástico que ofrece ventajas como la mejor adaptación al medio ambiente que cualquier fibra de origen natural. Resistente al agua y la humedad, evitando que se pudra, fácil mantenimiento y alta resistencia a la luz solar.
Aun así, conociendo las ventajas que ofrece el material sintético, la fibra de mimbre natural, posee sus ventajas particulares. Aquellas por las que desde que empezó a ser utilizado, han permanecido y otorgado a los artículos de mimbre ese renombre. Se trata de un material liviano, fuerte y duradero que lo convierte en ideal para fabricar todo tipo de mobiliario, cestería o artículos decorativos. Al tratarse de un material poroso, resulta ideal para pintarlo y poderlo decorar al gusto. En contra, su debilidad ante la humedad y el agua.
Independientemente de que lo consideren técnica que, lo es, el mimbre es un material. Ambos términos no riñen entre sí, pues se acompañan en todo el proceso. El mimbre, como ya anunciábamos al principio, cuenta con campos propios de cultivo. No solo la serranía de Cuenca permite contemplar esos campos de fuego, Guadalajara, es otro lugar con larga tradición mimbrera. En cualquier caso, mimbre hay de varios tipos, la técnica es una que se aplica a todos y cada uno de ellos para obtener piezas singulares, muebles resistentes y artículos de todo tipo. Característico a la vista, el mimbre, es ese desconocido con el que todos, hemos convivido.